Anatomía de una lasca


     Se considera que una lasca completa tiene tres caras:

      La cara inferior o ventral, que es la superficie de desgarro de la lasca al desprenderse del núcleo y que, como hemos dicho, conserva el punto de impacto, el concoide y los demás elementos relacionados, de los que ya hemos hablado. Únicamente añadir que la cara inferior puede orientar a los expertos en la talla de la piedra sobre el método con el que se extrajo la lasca y el tipo de percutor o herramienta empleada para esta labor.

      La cara superior o dorsal, que es la porción de cara de lascado del núcleo que se extrae con la lasca. Esta parte, lógicamente, se lleva consigo restos de la superficie visible del soporte original, es decir restos de la corteza natural de la materia prima (representada por medio de un fino y disperso punteado en los dibujos) o, negativos de lascas extraídas previamente. Estas improntas, negativos de lascado incompletos, informan de ciertas características del núcleo, y se separan entre sí por los llamados nervios.


      El talón, que normalmente se representa en la parte baja del dibujo, es el trozo de núcleo que entró en contacto con el percutor, desprendiéndose junto con la lasca. El talón, entre otras cosas, aporta información sobre si hubo o no preparación previa de la zona del núcleo que iba a recibir el impacto, por eso, se distinguen diferentes tipos:



Talón cortical, formado por la corteza natural de la roca que compone el núcleo.
Talón liso, formado por un negativo de lascado (incompleto, pues la mayor parte del mismo quedará en el núcleo).




Talón diedro, formado por dos negativos de lascado previos.
Talón facetado, formado por tres o más negativos de lascado. Un talón facetado indica que el núcleo ha recibido una preparación especial, por medio de numerosos golpes previos, que dan forma a la plataforma de percusión en el núcleo. Es decir, un talón facetado indica mayor sofisticación que el resto de los tipos de talón.




Talón lineal, es el que está formado por una superficie tan estrecha y alargada que se parece a una arista cortante.
Talón puntiforme, el que está formado únicamente por el punto de impacto, siendo apenas visible. Todas las imágenes son de Wikipedia

      Hay más tipos de talón, pero éstos son los fundamentales, según Benito del Rey, Luis y Benito Álvarez, José-Manuel (1999). Métodos y materias instrumentales en Prehistoria y Arqueología. Tomo II.-Tecnología y tipología. Gráficas Cervantes, S.A. (Salamanca) (páginas 38-42).

Ejemplo de los ejes técnico y morfológico en una lasca prehistórica desviada

        La posición de la pieza a dibujar o a analizar varía según los diferentes autores o según la descripción del tipo de útil, dependiendo de la presencia o no de retoque, tanto como del tipo de soporte, alternándose, a veces, entre los dos.

       Las lascas sin retocar se representan con el punto de impacto en la parte inferior y viendo su cara superior o dorsal. De este modo, la parte del talón queda hacia abajo en los dibujos, y se denomina «zona proximal», y el extremo opuesto, que quedaría hacia arriba, recibe el nombre de «zona distal», siendo la «zona mesial» la que queda en medio de la anteriores.




La SS o Sección sagital es el plano teórico que delimita el eje de talla (C-D). L ST o Sección transversal es la perpendicular al eje de talla (A.B). El Sistema Lógico Analítico de R. Mora. Euskomedia.org

       Sin embargo, para facilitar la interpretación y la comprensión de un útil plasmado en un dibujo, es necesario adoptar un cierto número de símbolos, y definirlos claramente, ya que, hasta ahora éstos no son de aplicación universal. El eje que domina la orientación, y que coincide con la dirección de percusión en el lascado, se llama «eje técnico». Esta orientación convencional de la lasca nos indica, además, cual es el «borde derecho» y cual es el «borde izquierdo», cuya denominación no cambiará aunque estudiemos la lasca desde otros puntos de vista.





Clases de lascas

      Hemos definido las lascas sensu lato como un producto cualquiera de la talla; pero, en sus investigaciones, los especialistas (tipólogos líticos) distinguen diferentes clases de lascas.:

      A. Desde el punto de vista de la morfología lítica tenemos las lascas,  las hojas (o láminas) y las hojitas (o laminitas). La opción más clásica sea, quizá, la de François Bordes, que separa las lascas de las hojas por medio de la proporción longitud/anchura: si la longitud de la pieza, medida según su eje técnico, es el doble o superior a su anchura, se trata de una hoja. Esta misma definición es aceptada por una gran parte de los tipólogos, pero Leroi Gourhan, quizá a causa de su mayor inclinación por la cultura Magdaleniense, es más exigente, proponiendo los siguientes «módulos de talla» para las lascas: lascas muy anchas, aquéllas en las que la anchura supera la longitud; lascas comunes, la que tienen la longitud ligeramente superior a su anchura, aproximadamente un tercio; lascas laminares, las que tienen la longitud el doble que la anchura y hojas, las que tienen una longitud como mínimo el triple que la anchura



Lasca muy ancha (talón mixto) y lasca común (talón facetado)




Lasca laminar (talón cortical) y hoja (no conserva el talón). Imágenes de Wikipedia

      Leroi Gourhan considera que cualquiera lasca que supere los 15 centímetros es ya muy grande, los 8 centímetros son el tamaño medio (para lascas y hojas), siendo las lasquitas y las hojitas inferiores a 2 ó 3 centímetros en su medida mayor.

      B. Desde el punto de vista de la tecnología lítica se separan las lascas denominadas vulgares (aquéllas de las que se desconoce su posición en la cadena operativa pero que pueden ser utensilios funcionales), las «lascas características» (las que sí tienen un lugar conocido dentro de la cadena operativa) y los desechos y accidentes de talla y, por último, están los verdaderos materiales residuales de la talla sin más, para los que, a veces, se usa el galicismo «débris».  

            En líneas generales podemos distinguir tres grandes grupos de lascas:

      1. Los desechos característicos, que aparecen al fabricar un artefacto con determinadas técnicas. La lasca característica más universal es:

a. La lasca cortical (entames o opening flake) que tiene corteza en su cara superior y en el talón, con el que, de hecho, se confunde; es la primera lasca extraída en una cadena operativa.

b. Otra lasca característica es la «seudopunta seudolevallois», una lasca que aparentemente es Levallois, pero que, en realidad, es una lasca común. También son típicas las lascas Kombewa fortuitas, no obtenidas intencionadamente; otra lasca típica de retoque es la «lasca clactoniense». 




Pseudopunta levallois

2. Los accidentes de talla. Las lascas u hojas reflejadas, en las que la onda de fractura no llega al final, sino que cambia bruscamente de dirección, hacia la superficie del núcleo, resultando lascas demasiado cortas y con la extremidad roma. Las lascas u hojas sobrepasadas se forman por el efecto contrario, la onda de fractura va hacia el interior del núcleo, resultando lascas sin filo, ya que se llevan toda la superficie de lascado; lascas u hojas rotas al extraerse porque la onda de fractura se divide en numerosas ondas, haciendo pedacitos el producto deseado;  los «seudoburiles de Siret» son lascas partidas por la mitad, a través de su eje técnico, a causa de una onda de fractura ortogonal a la onda normal de lascado, saliendo así dos medias lascas casi iguales.



Un desecho característico, la hoja de cresta que prepara un núcleo para hojas. Otro desecho característico, la tableta de reavivado de la plataforma de percusión




Un accidente de talla: una hoja sobrepasada, que se lleva parte del núcleo. Otro accidente de talla, el seudoburil de Siret, una rotura fortuita de una lasca

3. Los productos finales, considerados útiles per se, cuando su forma ha sido predeterminada por métodos específicos de lascado. Los más importantes son las lascas Levallois y Kombewa, las puntas Levallois, las hojas y las hojitas; así como todas su variantes regionales o cronológicas.




Lasca Levallois y lasca Kombewa




Punta Levallois y hoja de sílex

      La versatilidad de las lascas y la capacidad de los artesanos prehistóricos para darles la forma y el tamaño requerido, son la causa fundamental de la diversidad de herramientas prehistóricas, desde los cantos rodados tallados, los espectaculares cuchillos aztecas, egipcios, megalíticos europeos..., los bifaces achelenses, las raederas musterienses, las puntas del Paleolítico Superior y de la cultura Clovis, los microlitos epipaleolíticos, los dientes de hoz neolíticos, las puntas de flecha calcolíticas, y un larguísimo etcétera, hasta llegar a los pedernales de fusil o las chinas de trillero.




Cuchillo tallado sobre una hoja de sílex procedente de un asentamiento alemán del tercer milenio antes de Cristo.




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