Gea: la Diosa Madre

    Hemos hablado hasta ahora de la Diosa y como fue desplazada en la Edad del Bronce por un único dios masculino. Nos hemos ocupado de todas sus formas, incluso de la virgen María, que sin tener el status de divinidad, recibe un culto fervoroso y sus representaciones iconográficas superan la del mismo Jesucristo. A sus diferentes manifestaciones locales los creyentes le atribuyen milagros de toda clase, muchos de ellos relacionados específicamente con la protección y la sanación.

     La Gran Madre o Diosa, aparece en la antigüedad con diferentes nombres: 


Civilización
Diosa
Sumer
Innana o la sacerdotisa de Enheduanna
Babilonia
Isthar
Canaán
Anath
Fenicia
Astarté
Egipto
Isis
China
Un Kua
Grecia
Artemisa, Atenea, Minerva, Circe, Medea Afrodita
Escandinavia
Freya
Australia
Kunapipi
India
Kali


      Conviene recordar como la Diosa estaba vinculada a la domesticación de las plantas y de los animales, con lo que se intentaba hacer referencia a que fueron las mujeres quienes descubrieron la agricultura puesto que fueron ellas las que empezaron a enterrar las semillas en el suelo. También se suele asociar a la Diosa la sabiduría, el poder sanador y el descubrimiento de las artes y los sistemas de escritura. Nuestra entrada actual se ocupa de los nombres que recibió en Grecia la Diosa, pero antes, sólo como recordatorio, vamos a ver lo que expusimos sobre el origen de la religión, que algunos encuentran en el consumo de drogas.


Las drogas y la religión

    Otros investigadores encuentran la imagen de la serpiente Ofión -en cuyos dientes tiene su origen la humanidad, en este mito tan enigmático- presente en todas las mitologías y en todas las imágenes del paraíso o reino celestial de culturas tan diferentes y distantes como las meso-americanas, polinesio y hebreas. 


Ondas serpenteas, fosfenos y visiones producidas por el consumo de la ayahuasca

      En las experiencias que cuentan los que han consumido hongos, se afirma que durante esas sesiones, las experiencias psicotrópicas incluyen la visión de imágenes muy brillantes y ondulantes, similares a serpientes. También se ven seres diminutos  como los que se describen en el Génesis, los llamados Querubines que vigilan las puertas del paraíso. Al final del viaje son corrientes ver  jardines con árboles y frutos brillantes como joyas y universos de puntos de luz de colores fulgurantes.



Fresco del siglo XIII que representa a Adan y Eva junto al árbol de la vida en forma del hongo Amanita muscaria. Iglesia de Plaincourault (Francia)

     Para saber más sombre hongos alucinógenos visita La Velleta Verda



Iglesia Románica de Sant Sadurní d’Osormort en la comarca de Osona. Vemos comiendo a Eva lo que parece un pedazo de Amanita muscaria

      En La Velleta Verda puedes observar las siguientes entradas donde ampliar información sobre la religión y su posible relación con  el consumo de sustancias alucinógenas.


      Al parecer, estas imágenes se producen, efectivamente, por una disminución del aporte de oxigeno al cerebro como consecuencia de la introducción de las sustancias psicotrópicas en la sangre. Algunos investigadores han sugerido que el cerebro produce en estos casos imágenes que recordarían una especie de holograma de la molécula de ADN. Estos mismos efectos son producidos por las sustancias químicas conocidas como alcaloides que están presentes en ciertos hongos, y también puede producirse por prácticas ascéticas que incluyan hambre, frió, aislamiento prolongado, etc. Esta ultima forma de producir los contactos místicos con la divinidad fue mas utilizada a partir del momento en que las recolecciones indiscriminadas y abusivas de plantas "mágicas" o la tala e incendio de bosques, puso al borde de la extinción determinados hongos y otras sustancias psicotrópicas o espirituales.

      En un cierto momento de la historia en el Mediterráneo se produce un acontecimiento de singular importancia para la religión, la diosa Deméter decide dar a conocer a la humanidad el cultivo del cereal y envía a su ministro Triptolemo para que comunique ese progreso a los humanos. Al parecer cuando sucede este acontecimiento la recolección de las plantas mágicas, hongos alucinógenos principalmente, resultaba ya difícil, con el consiguiente perjuicio de los cultos extáticos. Así pues, el descubrimiento del cereal que narra esta versión, no perteneciente al Himno Homérico a Deméter, no se refiere al trigo comestible que ya estaba siendo cultivado muchos miles de años antes en toda Asia menor y Mediterráneo oriental, sino de un cereal muy especial, el centeno, portador de un hongo parásito conocido como "cornezuelo", que produce efectos similares al hongo Amanita Muscaria y es fácil de cultivar y recolectar. Así pues, este es conocimiento difundido por Triptolemo entre las comunidades de devotos de Deméter.



Triptolemo representado en el Gran Friso de Eleusis, Museo de Eleusis, Grecia, siglo V a.C.



Triptolemo representado en una cerámica griega de figuras rojas, Getty Museum, attr. Syleus Painter. Atenas, c. 470 a.C.

      En Centroamérica otra situación similar se dio con el descubrimiento de los poderes intoxicantes y alucinógenos del sudor de las glándulas superiores del sapo Tlaloc, la bufotenina. Esta misma sustancia química se encuentra en los puntitos blancos de la seta roja, la Amanita Muscaria, residencia de duendes, gnomos y otros seres fantásticos en todas las leyendas populares.



El sapo se asocia con Tláloc. También las ranas que se consumían como alimento ritual, ya que eran las anunciadoras de la lluvia. Esta escultura conserva restos de pintura azul y roja, y destaca por su realismo. México-Tenochtitlan. Imagen del Museo del Templo Mayor, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México.
Gea

     En nuestros días, coincidiendo con la crisis del medio ambiente  (un término para designar a la naturaleza que no significa más que “alrededor”) vemos un resurgir del nombre de Gea-Gaia en la obra titulada la “hipótesis de Gaia” del físico James Lovelock, quien defiende que el planeta tierra es un sistema autorregulado; la “consciencia Gaia” que insta a que la tierra y sus criaturas sean consideradas como un todo, o simplemente el término “Gaia” utilizado por aquellos que reverencian al planeta como ser vivo del que depende toda la vida. 



Gea, por Anselm Feuerbach (1875). Fresco del techo de la Academia de Bellas Artes de Viena.

      La teoría de la evolución de Darwin suponía que a lo largo de la historia, la vida se ha ido adecuando a las condiciones del entorno fisicoquímico. Lovelock proclamaba justamente lo contrario: la biosfera es la encargada de generar, mantener y regular sus propias condiciones medioambientales, en otras palabras la vida no esta influenciada por el entorno, es ella misma la que ejerce un influjo sobre el mundo de lo inorgánico, de forma que se produce una coevolución entre lo biológico y lo inerte.  En 1971 Lovelock detecto que las algas costeras liberan a la atmósfera el dimetil sulfuro (DMS), un gas que estimula la formación de núcleos de condensación para el vapor de agua, lo que a su vez eleva la concentración nubosa que oscurece la superficie permitiendo que desciendan las temperaturas. Pero, del mismo modo que el calor hace crecer y multiplicarse las algas en los océanos, el frío dificulta su proliferación, por lo que disminuye la producción de dimetil sulfuro, se forman menos nubes y comienza una nueva escalada térmica. 




      Este es uno de los ejemplos de cómo Gaia utiliza sistemas de autorregulación, otros ejemplos los pone Lovelock en la permanencia constante de la salinidad de los mares, la cual si fuera alterada causaría la muerte de los océanos; o en la cantidad autorregulada de oxigeno en un 21% del aire que respiramos: si aumentase, por ejemplo al 25% el detritus húmedo del suelo de la selva tropical ardería como una tea al caer un solo relámpago. ¿Soportará la Tierra las bofetadas que en la actualidad recibe con la destrucción de la capa de ozono, la lluvia ácida, el efecto invernadero, etc.?

      En la teoría Gaia y entre sus defensores subyace la idea de que sólo una personificación del planeta puede devolverle a  la misma una identidad sagrada, a fin de que sea posible establecer una relación entre los seres humanos y el mundo natural.  No es coincidencia que el siglo XX y XXI se utilice el término griego, puesto que en occidente la última diosa de la tierra fue Gea. Sin embargo, en esta mitología la diosa ya  no tenía la misma posición de madre suprema de todo ser vivo, pero incluso en la filosofía, continuó siendo un ser vivo (“zoon” para los platónicos). Esta es la consciencia que se perdió en las herencias judía y cristiana: de ahí que tratemos a la Tierra como si “eso” fuese materia muerta. Incluso Maria, la diosa madre no reconocida de la iglesia cristiana, ha adquirido todos los atributos de las antiguas diosas madre excepto el de diosa de la tierra.



Ara Pacis, el Altar de la Paz de Augusto se halla en Roma y fue construido entre el 13 y el 9 a. C. Fotografía de Ramiro Sánchez-Crespo

      En el siglo VIII a.C. la realidad de una sola Diosa Madre (unidad de la tierra y el cielo) había pasado a la historia, la Diosa se había fragmentado en múltiples diosas, y los dioses comenzaron a reinar a su lado y a menudo en su lugar. Homero y Hesíodo, recordando lo que sus madres les contaron, evocan a Gea como “madre universal”, pero también aparece convertida en esposa del estrellado cielo. Esquilo en Las Coéforas la recuerda como la diosa que alimenta a todo lo que hay en el mundo, y la que da la vida y la arrebata.



Nuestra Señora de la leche y el buen parto. Capilla San Isidro Labrador, Malagasang, Imus (Filipinas). La segunda virgen es Nuestra Señora de la Soledad de Porta Vaga, La Luz de Filipinas y Reina de Cavite. Galería de ♫`ť¤ŷÖмаŋŞΐ™´♪




La Virgen De La Leche y Buen Parto de Lumban, Laguna. Fotografía de Yayish_0124
Las mujeres no han dejado de pedir su intercesión para logran un buen parto. 



Retablo de la Virgen de la Leche. Antonio Peris (ca. 1410). Museo de Bellas Artes de Valencia




Fragmento Retablo de la Virgen de la Leche. Antonio Peris (ca. 1410). Museo de Bellas Artes de Valencia


Fragmento Retablo de la Virgen de la Leche. Antonio Peris (ca. 1410). Museo de Bellas Artes de Valencia


Peter Paul Rubens (1577–1640), El nacimiento de la Vía Láctea (1636). Museo del Prado

      Aunque ahora formalmente estaba sometida a la ley de Zeus, la gente continúa consultando los oráculos de la Diosa, donde hay sacerdotisas sentadas bajo el sol ardiente junto a grietas abiertas en la tierra, como si fuese la entrada al útero de la divinidad (Ver Parpalló).

      Los dioses de Delfos sabían que allí se había adorado antes a la Diosa: la sacerdotisa de Apolo, la Pitia (nombre procedente de Pitón, el dragón que Apolo mató) siempre abría los rituales délficos con una invocación a Gea.

       El mito, según Joseph Campbell es la abertura secreta a través de la cual las energías inagotables del cosmos se vierten sobre las manifestaciones culturales humanas. En Grecia tenemos cuatro mitos de la creación principales: el pelasgo, el homérico, el órfico y el olímpico, y todos ellos reflejan la transición de la gran Diosa hasta el dios.

El mito pelasgo de la creación

      Hemos visto como antes de las invasiones arias, en el norte del Mediterráneo, no existía ni sacerdocio masculino ni dioses. Entre los pueblos que habitaban las riberas del Mediterráneo había una cierta uniformidad de creencias alrededor del culto a la Diosa Madre o Madre Celestial. Todo lo existente se atribuía a una creación de esa Gran Diosa Madre que llamaban los primitivos habitantes de Grecia Eurinome (que literalmente puede traducirse por "la que se desplaza en la eternidad"). En los tiempos en que se formó este mito se pensaba que el hombre, o el macho en general, no era necesario para que se produjera el embarazo de las hembras; se pensaba que las hembras quedaban embarazadas por efecto de cosas como el viento norte o "Boreas", también por engullirse algún insecto, o bien por la gracia de alguna diosa. Por ejemplo, se creía que el Viento Norte, Bóreas u Ofión tenía el poder de fertilizar a los animales; por ello las yeguas volvían con frecuencia sus cuartos traseros al viento y, poco después, parían potros, sin ayuda de un semental. En estas sociedades las mujeres, o mejor dicho las Madres, tenían carácter sagrado y se las debía, en consecuencia, el mayor de los respetos, obediencia, etc.




Boreas y Oritia, Paul Rubens

      Veamos el mito de la creación que se atribuye a los pelasgos, uno de los pueblos primitivos que según la tradición habitaron Grecia. En él se advierte una evidente postura matriarcal basada en la concepción primigenia de una Diosa Madre, que se generalizaría en el mundo mediterráneo Oriental, dice así:

      En el principio Eurínome (la que recorre grandes distancias, como la luna), la diosa de todas las cosas, surgió desnuda del Caos pero no halló nada sólido donde apoyar los pies, así que separó el mar del cielo y, sola entre las aguas, dio origen al mundo a través de la danza. Bailó hacia el sur y  hacia el viento del norte (Boreas), que se puso en movimiento tras ella, como algo nuevo y separado de lo demás con lo que comenzar la obra de la creación. 



Eurynome Creates the Cosmos de Elsie Russell. Imagen La Velleta Verda

      El baile produjo el movimiento de aquella materia caótica y desordenada, que poco a poco adquirió una forma ondulante o serpenteante que se conoció como la serpiente Ofión. Sin embargo, otra versión afirma que la diosa cogió el viento del norte, lo frotó con las manos y lo convirtió en una gran serpiente llamada Ofión que excitada por su danza, copuló con ella, dejándola embarazada de la Vida Después se transformó en paloma y se posó sobre las olas y a su debido tiempo puso el Huevo Universal. A petición suya Ofión se enroscó siete veces alrededor del huevo hasta que se empolló y dividió en dos.



Ofión se enroscó al Huevo Universal


 

Eurínome y Ofión (1986). El mito Pelasgo. Arte y Cómic

     De esta relación engendro un gran huevo que se conoce con el nombre de Huevo Cósmico. Lo dejó a cargo de la serpiente Ofión para que lo incubase y, a su debido tiempo, aquel huevo eclosionó saliendo todos los seres y elementos que componen el Cosmos: el sol, la luna, las estrellas, la tierra con sus montañas, ríos, mares y lagos, sus árboles, hierbas y criaturas vivientes. Eurínome y Ofión fijaron su morada en el monte Olimpo. Cuando Ofión irritó a su compañera, arrogándose el título de autor del Universo, ésta le pegó tan tremendo puntapié que le arrancó los dientes, arrojándolos, junto con Ofión, a las oscuras cavernas situadas bajo la tierra. De los dientes nacieron los primeros hombres (los llamados "hombres sembrados"), primeros habitantes de Grecia conocidos como "pelasgos", de los  que se decía que eran hijos de la serpiente prodigiosa. Esta es la primera imagen del origen vegetal de la primera humanidad, del paso del estadio puramente animal al consciente humano. El golpe en la boca que según el mito origina la humanidad también resulta sugerente de que la ingestión de alguna sustancia estuviera ligada a esa transformación fundamental.

      Es posible que los "pelasgos” hubiesen llegado a Grecia procedentes de Palestina y norte de África alrededor del 3500 a.C. debido a la desecación del Sahara, que lo convirtió en inhabitable. Eran adoradores de los Titanes o dioses celestes.  Por eso el mito afirma que seguidamente la diosa Creó siete potencias planetarias y colocó una Titánide y un Titán en cada una, guardadores todos de la sucesión del tiempo, y se fue organizando la religión de fusión entre la Diosa Madre y los Titanes, para lo cual se emparejaron a cada Titán una diosa, ahora llamada Titánide. El emparejamiento fue evolucionando hasta producir divinidades de doble carácter masculino y femenino, como una especia de seres andróginos de doble naturaleza sexual. En esta teología, a cada pareja de Titán y Titanide le correspondía un día de la semana, un planeta y una especialización en el orden cósmico:

      Especialización-Titán- Titanide- Planeta

1.- La iluminación. Domingo. Hiperion-Tia.  Sol
2.- La magia. Lunes. Atlante-Febe. Luna
3.- La fuerza. Martes.  Crio-Dione. Marte
4.- La sabiduría.  Miércoles. Ceo-Metis. Mercurio
5.- La ley.  Jueves. Eurimedonte-Temis. Júpiter
6.- El amor. Viernes. Océano-Tetis. Venus
7.- La paz.  Sábado. Cronos-Rea. Saturno

      Sin embargo, en esta armoniosa “creación” faltaba el hombre, y entonces apareció Pelasgo, brotado de los dientes de Ofión enterrados en los abismos de Arcadia y precursor de otros que lo aclamaron como jefe culturizador, pues de él aprendieron a construir chozas, a alimentarse de bellotas y a coser túnicas de piel de cerdo. Dioses y hombres se hallaban sometidos a sus oponentes sexuales femeninos y todos, en definitiva, rendían culto a la Gran Diosa Madre. La mujer constituía así el sexo dominante y el hombre aparecía como su víctima asustada. Semejante concepción mitológica debía ser imaginada por una sociedad matrilineal en la que se atribuía el papel engendrador, no al varón, sino al viento o a la ingestión de habichuelas por la futura madre o bien a la deglución de un insecto.

       En este caso Eurínome actúa como Creadora, como hará  Yahvé en el Génesis, sólo que aquí en lugar de un dios asexuado único y supremo es una diosa. Por su parte las culebras, símbolos de Ofión, son consideradas como reencarnaciones de los muertos. 



Diosa Pájaro Serpiente Creadora, cerámica encontrada en Hungría, 5000 a. C.


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