Los neandertales preferían los trabajos domésticos


      Del estudio electromiográfico (técnica para la evaluación y registro de la actividad eléctrica producida por los músculos esqueléticos) de la asimetría ósea de los neandertales, se concluye que estos hombres tenían hábitos más domésticos que cinegéticos.



       El estudio ha sido publicado en la revista PLos One ("Neandertal Humeri May Reflect Adaptation to Scraping Tasks, but Not Spear Thrusting" , julio 2012) y el responsable es el Dr. Colin Shaw, del grupo de investigación PAVE y el Instituto McDonald para la Investigación Arqueológica en el la Universidad de Cambridge. Aseguran que el neandertal dedicaba menos tiempo a la dura vida de la caza y prefería realizar tediosas tareas domésticas, como raspar pieles.

     El estudio realiza una comparación entre los huesos del esqueleto neandertal y de otros primates de la época, comprobando que los neandertales tenían significativamente el brazo derecho súper desarrollado. En algunos casos llegan a tener la extremidad superior derecha un 50% más robusta que el brazo izquierdo. Algunos antropólogos han sugerido el uso continuado de las lanzas en la caza mayor para explicar esta diferencia, pero Colin Shaw dice que la disimetría ósea se produjo por las horas que pasaban raspando pieles. 



Abrigos neandertales. Dibujo: Noticias de Prehistoria

      La asimetría de los brazos de los neandertales es sólo comparable a la de algunos deportistas como pudieran ser los tenistas. Se utilizaron voluntarios para medir el impacto, en hombres diestros, de un continuo raspado, y el de  una lanza que se usa en la caza cuerpo a cuerpo.



      El impacto en el brazo se midió con electromiografía, en la cual se mide el potencial eléctrico generado por los músculos durante la actividad. Los músculos analizados fueron los del  hombro y el pecho, pues son los que  actúan como motores principales del húmero.

     Descubrieron que en la prueba de empuje con la lanza la actividad muscular del brazo izquierdo fue superior al derecho, debido a que la mano izquierda es el punto de  más cercano en el contacto cuando la lanza impacta en el objetivo. Por el contrario las tareas de raspado con una mano, son las que han demostrado mayor carga sobre el húmero. Esto sugiere que el raspado de pieles fue una actividad que les llevó más tiempo que la caza.



Hombres con pieles. Fotografía:  Arqueólogos

     Basándonos en comparaciones de los estudios etnográficos de las comunidades de Etiopía, Columbia Británica y Alaska, se deduce que el proceso de preparación de las pieles de animales es una tarea muy laboriosa, incluso personas con experiencia necesitan unas ocho horas para raspar una sola piel. En los estudios etnográficos, por ejemplo, las mujeres más que los hombres son los que principalmente preparan las pieles de animales. Pero por el contrario no hay restos femeninos suficientes de neandertales para corroborar el estudio.
     En la entrada Los neandertales se extinguieron por ser malos costureros expusimos la teoría del investigador australiano Ian Gilligan, publicada en la revista World Archaeology, en la que aseguraba que cuando los neandertales desarrollaron herramientas de costura adecuadas, fue muy tarde y el frío les alcanzó de lleno. Esto nos lleva a preguntarnos si resultan tan difíciles de preparar y coser las pieles. 


La ropa de los esquimales. Fuente: Mi grimorio escolar
El curtido de pieles
       Este costoso trabajo se efectúa sumergiendo la piel en una solución acuosa con taninos,  procedentes, por ejemplo de las cortezas de encina, del sauce, la cáscara de la granada, del membrillo, el endrino, la corteza de pino, la corteza de algunas acacias (especialmente el quebracho), incluso excrementos de paloma (palomina) o de perro (canina).
      La piel se limpia con lascas de sílex para eliminar los trozos de carne y pellejo, y sal para secar y eliminar grasas y agua, y a continuación se puede usar directamente como hacen algunos grupos del ártico, que elaboran pantalones con pieles de foca cruda y casi sin tratamiento previo (ellos mismos la van curtiendo con su propio sudor, que al fin y al cabo es una -solución salina corporal-) o se pueden usar curtidas.
     Muchas personas denominan curtido al proceso mecánico de raspado y sobado (lascas, cuerdas, dientes, etc). Eso no es curtido. El curtido es un proceso químico. El único sistema que conocemos para transformar la piel cruda en un material imputrescible, es el proceso tradicional realizado con tiras de piel de vaca conocido como “cuero sobao”, que consiste en retorcer la piel colocando, además, un  peso en el extremo, o estirarla con el sistema de estaqueado. 


Salado, encalado y desencalado. Fuente: Como Hacer
      Los hallazgos de piel (curtida o no) no son muy abundantes en los yacimientos prehistóricos. Los primeros hallazgos se remontan al zapato de cuero de Vayotz Dzorl en Armenia de 5.500 años; el “hombre de hielo” descubierto en un glacial de Ötzi (Museo italiano de Bolzano). Otros hallazgos corresponden a una funda de cuero (oveja) para una daga, hallada en Alemania (Wiepenkathen cerca de Stade, Hannover), o la referencia de Hald (1980: 56, no 31) sobre un poncho de cuero en Dinamarca.

Zapato de cuero de Vayotz Dzorl en Armenia de 5.500 años



     Las ropas de Ötzi, incluyendo una capa, un chaleco y zapatos tejidos de cuero, eran muy sofisticadas. Los zapatos diseñados para caminar a través de la nieve se componen de una parte interior compuesta de hierba y una red de corteza de árbol que servía para mantener en su sitio al heno (una especie de calcetín) como material de aislamiento; y una parte exterior de piel de venado. Ambas partes -la hierba malla y el cuero superior- se sujetan a una suela de forma ovalada hecha de piel de oso por medio de correas de cuero. Los zapatos se sujetaban por el empeine con un cordón de cuero que se cruzaba diagonalmente a través de la suela, lo que además, daba mayor agarre. Son unos zapatos muy cálidos, sin embargo, no son adecuados para caminar lloviendo, pues se empapan de agua.


Zapatos del “hombre de hielo”. Fuente: Iceman



Daga con su funda de cuero que fue hallada  en Wiepenkathen (Baja Sajonia) Fuente: Den Store Danske

      Otro hallazgo de piel relevante corresponde a la momia denominada “Mujer de Elling, descubierta en Silkeborg (Dinamarca) con una antigüedad de unos 2.300 años. LLevaba una capa de piel de becerro muy bien cosida (con reparaciones) y sus piernas estaban envueltas con piel de ternero sujeta con tendones de vaca (una especie de polainas). Su larga cabellera le llegaba hasta la cintura.


Mujer de Elling. Fuente: bloganavazquez

      Los estudios en traceología (huellas microscópicas en los filos de las piedras) nos informan del raspado de piel desde hace al menos 800.000 años (Homo antecessor en Atapuerca). En Sungir (cerca de Moscú), se encontró un yacimiento espectacular con varios enterramientos en los que se hacía indiscutible el uso de vestidos por parte de los cromañones. Miles de cuentas y botones de marfil se encontraron sobre los esqueletos (además de ocre), cuentas que debieron coserse sobre algún tipo de vestimenta, incluidos gorros y pantalones, seguramente de piel.
     Sabemos que los Inuit y otros grupos culturales afines, como los Yupik (península de Chukotka, en Siberia; en la isla San Lorenzo de Alaska; delta del Yukón, la cuenca del Kuskokwim, las islas Nunivak y Nelson y, al sur, en la península de Kenai, la isla Kodiak y el Prince William Sound) elaboraron impermeables usando los intestinos de foca magistralmente cosidos con pelo de tendón y agujas finísimas (ejemplos en el Museo de Altamira y en el Etnográfico de Madrid, en Atocha). Agujas como las usadas por los esquimales se han hallado en yacimientos de paleolítico superior. En Isturitz apareció una aguja finísima en el interior de un cilindro de hueso de ave (con tapa), algo sorprendente que nos indica la existencia y conocimiento de la técnica del cosido en esta época de la prehistoria.


Impermeable de intestinos de foca. Fuente: Ceres

       Recientes estudios sobre tafonomía de las articulaciones del pie de algunos homínidos (Eric Trinkauss), indican que en china ya existía algún tipo de calzado hacia el 40.000, aunque se desconoce si fueron de piel o de otro material. Hasta ahora las sandalias más antiguas son de material vegetal con una antigüedad de unos 10.000 años, usadas por nativos americanos de Oregon en Fort rock, y de unos 8000 años los de Arnold Research Cave (Missouri) o los hallazgos neolíticos (más recientes) de Albuñol, Granada.

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