Futuro fatídico

     Josep Fontana llama a la acción a los intelectuales y les pide que abandonen las “certezas” de los modelos oficiales, fruto de una historiografía y de unos intelectuales vendidos al sistema que han dedicado su tiempo a legitimar el orden establecido, unos “científicos” que se han dedicado a convencer a la gente de que todo intento de cambiar las reglas sociales conduce al desastre. Al contrario, Josep Fontana cree que el conocimiento histórico conduce al despertar de las conciencias y, de acuerdo con el pensamiento de quien asegura ser su maestro, el historiador Vicens Vives, asevera que la historia sirve para ayudar a que las cosas funcionen.



     Fontana dibuja un panorama para las generaciones venideras realmente duro, pues dice que la crisis capitalista, lejos de ser un fenómeno a corto plazo, se ha instaurado sistemáticamente infectando el sistema y su remedio queda muy lejos. Las políticas de los partidos conservadores, cuando aseguran de que la salud, la educación… no pueden ser gratuitas, en realidad lo que están afirmando es que en el futuro la educación y la medicina sólo la recibirán quienes la paguen. Tampoco las medidas de austeridad van a lograr que los cinco millones de parados de España vuelvan a encontrar empleo. El autor se muestra desengañado y frustrado y, aunque asegura que los que protesten ahora nunca alcanzarán integrarse en la sociedad del bienestar, al menos lo harán sus descendientes.





     La civilización occidental nos ha ofrecido muy poco, sobre todo, en manos de unos capitalistas egoístas y de unos políticos corruptos. Nos han estafado: la izquierda en la clandestinidad esperaba mucho más de la Transición. Les resulta difícil digerir que los jueces que investigan las injusticias sociales y los que persiguen a los ladrones de la banca y de la política, sean sistemáticamente apartados de sus carreras. También entristece comprobar como el pueblo, cada vez que se manifiesta reclamando sus derechos, es agredido brutalmente por la policía; que las conquistas sociales conseguidas en los últimos años se redujeran al mínimo, privatizando los servicios elementales para el funcionamiento de una sociedad. Fontana asegura que, con estas dolorosas constataciones, ahora sabemos que la Historia ni siquiera es un proceso continuo de progreso.





      Fontana trata de explicar cómo se frustró la gran ilusión, surgida del desastre de la II Guerra Mundial, de construir un nuevo orden mundial guiado por la concordia y el progreso colectivo. Los responsables de este desastre han sido los políticos y los financieros neoliberales que han creado un desorden económico sin precedentes y han puesto trabas para que la democracia domine en el planeta. En la misma Alemania, esta desorientación ha hecho que las ventas de El Capital de Karl Marx vuelvan a ser importantes, pues las personas buscan respuestas serias a sus interrogantes y no quieren oír las demagogias de sus corruptos gobernantes o las explicaciones de los financieros especuladores.





    Sin querer caer en el pesimismo, lo cierto es que siete décadas después de la II Guerra Mundial las diferencias entre los muy ricos y los otros son mayores que nunca. Estas diferencias se explican por las claudicaciones y las complicidades (sobornos, corrupciones…) de los políticos actuales y de sus partidos ante la presión avasalladora de los grupos privilegiados, capaces de defender sus intereses haciendo uso de todo tipo de recursos, incluidos la guerra y los crímenes y asesinatos.





     Los dirigentes políticos y económicos, los sindicatos amarillos y toda caterva de servicios secretos de inteligencia, fundaciones privadas de estudios, etc., se dedican a manipular  la conciencia y el pensamiento de la masa, conduciéndoles a realizar aquello que encaje con sus intereses. Para ello se disfrazan de populares, populistas o representantes del pueblo, elaborando discursos xenófobos contra los emigrantes, los extranjeros, los negros, los moros, los homosexuales…. Atacan hasta su exterminio a todos los grupos antisistema y a los que se oponen a sostener sus privilegios y sus fortunas obtenidas del saqueo de lo público, cuando no del robo y de los genocidios.

      Aunque llamen a su ideología “liberalismo”, en realidad, es un totalitarismo que se dedica sistemáticamente a eliminar a todo aquel a quien consideran una amenaza para el sostenimiento de sus privilegios. Sus dioses y sus tótems son las urbanizaciones de lujo, los campos de golf y piscinas, las torres de cientos de metros, los coches de lujo, las joyas…, gollerías para la satisfacción de los apetitos de los dueños del planeta. La mayoría de corruptos y ladrones se encuadran dentro del llamado pensamiento conservador sostenido por las religiones fundamentalistas, como el cristianismo o el islam. 



Sus víctimas son los obreros del mundo y, si son comunistas, son castigados con más virulencia.


Dossiers polítics de La Velleta Verda:

·     Futuro fatídico
·     El Imperio del Mal
·     El Imperi del Mal
·     Espanyoliste Nº 2
·     Espanyoliste Nº 1
·     Espanyolistes
·     Nacionalismes
Estat, nació... entelèquies ideològiques?

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