La colonización sionista

Los actos de los judíos y la vida de los palestinos

     Gran parte de los palestinos de los Territorios Ocupados (Franja de Gaza y Cisjordania) son refugiados, expulsados o descendientes de los expulsados en 1948 a través de lo que constituyó, según historiadores israelíes como Ilan Pappé, una limpieza étnica, con el objetivo de levantar un Estado de mayoría judía. Incluso el historiador israelí sionista Benny Morris, ha escrito que “con la suficiente perspectiva resulta evidente que lo que se produjo en Palestina en 1948 fue una suerte de limpieza étnica perpetrada por los judíos en las zonas árabes”.

    Los palestinos de Gaza viven hacinados, castigados, limitados en su libertad. Israel controla qué productos y personas acceden a la Franja y prohíbe la entrada de materiales fundamentales. Practica un castigo colectivo y, de vez en cuando, para aterrorizar a los palestinos, llevan a cabo operaciones militares que matan a cientos o miles y provocan el desplazamiento de miles más.



Destrucción sistemática de Gaza a cargo del ejército judío (2014)

    Los judíos eliminan de sus leyes el concepto de ciudadanía universal e impiden a los palestinos de Gaza y Cisjordania que ejerzan como ciudadanos. También preocupa a los judíos la elevada natalidad entre los palestinos. Israel se opone a la creación de un Estado palestino pero también se niega a conceder derechos plenos y ciudadanía a los palestinos de Gaza y Cisjordania, porque si lo hiciera, estaría renunciando a su carácter judío como Estado. Es decir, a lo que algunos historiadores y politólogos llaman etnocracia judía.

    Esta situación de falta de democracia son denunciadas por israelíes como Sergio Yahni ("El hombre mojado no teme la lluvia", Ed. Debate, 2009), integrante del Alternative Information Centerque denuncia la segregación étnica y el apartheid.

    La expoliación de tierras y casas a los palestinos la comenzó Ben Gurion y su Ley de Bienes Ausentes (1950) que gestionó el traspaso a manos judías de las casas de los palestinos, no solo de los que se habían ido fuera de las fronteras israelíes, sino también de aquellos que habían sido reubicados dentro del Estado israelí. También se aprobaron otras leyes que prohibieron la venta o transferencia de tierras para garantizar que no cayeran en manos palestinas, y que permitían decretar la expropiación de bienes por interés público. De ese modo, 64.000 viviendas de palestinos ya habían pasado a manos judías en 1958.




     Otra de las leyes fundamentales y una de las más controvertidas es la Ley del Retorno, que confirma el carácter judío del Estado a través de la concesión de privilegios a los judíos. Esta ley concede el derecho a la ciudadanía de todos los judíos del mundo, de los hijos, nietos y cónyuges de los judíos, así como de quienes se conviertan al judaísmo. Sin embargo, no incluye a los judíos de nacimiento convertidos a otra religión y de hecho se ha denegado la ciudadanía a varios judíos convertidos al cristianismo. La polémica en torno a esta ley reside en que Israel no permite regresar a su hogar a los palestinos expulsados ni a sus descendientes. Pero, por poner un ejemplo, un sueco que se convierta al judaísmo sí tiene derecho a residir en Israel y a obtener la ciudadanía. Además, es probable que pudiera acceder a ayudas económicas del Estado para financiar estudios o adaptación a su nuevo hogar.

      En 2003 se construyó un escalón más en esta política exclusivista con la aprobación de la Ley de Ciudadanía y Entrada en Israel, que indica que los palestinos de Cisjordania o Gaza menores de 35 años y las palestinas de Cisjordania o Gaza menores de 25 años no podrán residir en territorio israelí aunque se casen con un/a israelí. Sin embargo, si cualquier europeo contrae matrimonio con un ciudadano israelí tendrá derecho tanto a la residencia como a la ciudadanía.

La colonización judía

     Se trata de un colonialismo peculiar, sui generis, que no recurre a la conquista típica de los españoles o los ingleses en el Nuevo Mundo o al reparto y despojo europeo en África. Al principio su colonialismo no se basa en el uso de la fuerza militar, aunque cuenta como motor con ideas racistas, excelencia moral, exclusividad religiosa y pureza étnica (algunos dudan de esta pureza y afirman que son un conglomerado de etnias europeas) que le proporciona el sionismo. La ocupación del territorio se hace mediante compra de tierras.

     Este colonialismo gradualista se explica por la escasa cantidad de población colonizadora respecto de la nativa, la cual tenía una respetable densidad y un nivel cultural y económico nada despreciable, y porque los sionistas no configuraban un imperio colonial, aunque estuvieran muy apoyados por uno de ellos o por varios (Reino Unido, originariamente y luego, Francia y desde hace medio siglo Estados Unidos).


Familia de campesinos palestinos a principios del siglo XX. Fuente: Dialéctica histórica

    Se podría decir que el primer tropiezo del sionismo fue confrontar su consigna de que Palestina era “una tierra sin hombres para hombres sin tierra” con la realidad. La consigna fue elaborada engañosa y falsamente por el judeo-británico Israel Zangwill, el cual sabía muy bien que Palestina estaba habitada, pues la había visitado a fines del siglo XIX (31).


Familia palestina cristiana de Ramallah (1905). Fuente: Wikipedia

    Con esta consigna pretendían quitarle humanidad a sus habitantes, como lo hizo el sionismo civil de Golda Meir asegurando que: “No había un pueblo palestino en Palestina que se considerara a sí mismo pueblo palestino y que llegamos nosotros y los expulsamos y les robamos el país. Los palestinos no existen” (32) y más tarde el sionismo archirreligioso  a través de Dov Lior: “Miles de vidas no judías no valen ni lo que la uña de un judío” (33).


Los pobladores de Halhul, al norte de Hebrón, en espera de un espectáculo de cine al aire libre (1940). Fuente: Wikipedia

      Estas afirmaciones, así como la compra fraudulenta de tierras por los judíos, despertó cada vez más indignación en la población nativa y dio lugar finalmente a respuestas violentas. Los fedayines palestinos son militantes o guerrilleros de orientación nacionalista que se formó entre los refugiados palestinos que huyeron o fueron expulsados de sus pueblos como resultado de la Guerra árabe-israelí de 1948. A mediados de los años 1950, los fedayines comenzaron a montar operaciones cruzando las fronteras hacia Israel desde Siria, Egipto y Jordania.



Rabino judío en Palestina (c. 1930). Fuente: Wikipedia

      El pueblo palestino los considera "combatientes por la libertad", mientras que el Gobierno israelí los describe como "terroristas". La ideología de los fedayines palestinos era básicamente socialista o comunista y su propósito proclamado consistía en derrotar al Sionismo, "liberar Palestina" y establecer "un Estado palestino secular, democrático y no sectario".

     Otra peculiaridad de la colonización sionistas fue que el mayor número de víctimas, en sus comienzos, no se produjeron entre los invadidos, sino entre los avasalladores.

     Sin embargo, esta relación irá cambiando a medida que los judíos aumenten en número y se vayan armando en grupos paramilitares que constituirán la base del ejército israelí en 1948. Ya en los disturbios de 1936-1939, los muertos judíos o británicos se cuentan por cientos y los palestinos por miles. Ya para entonces estaba totalmente consolidada la relación colonial: los ingleses eran los “civilizadores”, los sionistas eran otros “civilizadores” que querían no tanto la mano de obra local, como suele pasar en los colonialismos sino su territorio; los palestinos eran el pueblo no tanto a “civilizar” sino a “transferir”. Esa diferencia de destino del pueblo avasallado es lo que hace tan peculiar y dramática la aventura sionista.

      El agravamiento progresivo de la situación social por la política discriminatoria sionista creó tensiones hasta dentro de la misma colectividad judía. El yishuv antiguo había vivido integrado a la sociedad palestina, predominantemente musulmana, sin rozamientos. La llegada del yishuv moderno los puso en un aprieto: el lógico acercamiento con los judíos recién llegados les habría provocado un distanciamiento, radical, terminal, con la sociedad mayor existente. Hubo judíos no sionistas que resistieron semejante elección. Y que llegaron a analizar conjuntamente con las redes de habitantes árabes qué hacer con los nuevos inmigrantes, amenaza para ambos.


Un kibutz judío a principios del siglo XX. Fuente: Historiaexplicadafacil

     Uno de estos judíos fue el poeta Jacob de Haan, acusado de conspirar con la comunidad judía tradicional (el antiguo yishuv) y el Alto Comité Árabe contra los nuevos inmigrantes y su iniciativa de asentamientos. La acusación y posterior asesinato del poeta fue ejecutado por la Haganah  (fuerza militar judía anterior al Estado de Israel) el año 1924. El nazismo era desconocido (34).  

      El episodio confirma la existencia de un trastorno social severo con la llegada de colonizadores que se negaban a toda relación con la sociedad entonces existente.

     Cuando hemos descrito históricamente el proceso, vimos como en los años 20 aumentó el descontento y la violencia palestinas, lo que condujo a la Matanza de Hebrón de 1929. Esta matanza fue tomada como referencia por el sionismo y ocupa un sitial privilegiado en la versión sionista de la historia: turbas de árabes armados a menudo sólo con cuchillos y herramientas ultimaron a 67 judíos de la colonia de unos 800 habitantes que se había ido constituyendo en la ciudad. Sólo hay que hacer unas cuantas consultas por Internet para ver hasta que punto ha calado en el mundo occidental esta visión sionista, impregnando los artículos de la sacrosanta Wikipedia.

      En realidad, como demuestran las investigaciones históricas, fue la llegada de elementos sionistas a Hebrón lo que rompió las excelentes relaciones entre los judíos allí establecidos desde tiempo, fundamentalmente sefardíes de origen español, y los nuevos llegados rusos que deseaban romper las buenas relaciones, protegidos por las fuerzas armadas de la Haganáh. A pesar de las negociaciones que hubo con las autoridades palestinas, al día siguiente se produjo una matanza en la ciudad. Llamativamente, la inmensa mayoría de los judíos asesinados eran askenazíes; los palestinos estaban atacando a los que consideraban “intrusos” o “invasores”.

      En Hebrón, ese día fatídico buena parte de la población judía sobrevive protegida por diversas familias árabes que les dan refugio durante los disturbios. Lo cual probaría que había buenas relaciones entre las comunidades judía y musulmana. Gran parte de los salvados eran judíos sefaradíes, establecidos allí desde tiempo inmemorial. Estos sobrevivientes se niegan a repoblar Hebrón y acusan a los sionistas de haber provocado la matanza.

      Los judíos de Palestina han estado siempre, y siguen estando, en Palestina o en los países de los alrededores. Judíos ha habido siempre en Palestina y son tan palestinos como los palestinos árabes. Siempre han estado allí, palestinos como los demás, nadie les maltrató a lo largo de muchos siglos. Otros judíos se sienten también palestinos y enarbolan la bandera de Palestina, hecho este celosamente ocultado por los propagandistas de Israel. Un ejemplo es el de la secta judía, Neturei Karta, que con más de 70.000 miembros, 50.000 de ellos en Palestina e Israel, son acérrimos palestinos y tenaces oponentes a Israel al que consideran una blasfemia contra el judaísmo y una rebeldía contra Yahvé.



Miembos de Neturei Karta con pancartas en las que pone "Judaismo y sionismo son extremos opuestos" y "Detener el hambre de los palestinos". Fuente: Brian Naughton - Flickr

    A lo largo de la historia musulmana (exceptuando algunos episodios puntuales) los judíos han sido tratados con justicia, de hecho cuando eran perseguidos en Europa huían a países musulmanes como Turquía o Egipto.

     A ciertos judíos occidentales les entró no hace muchos años unas ansias inexplicables -espoleadas por el sionismo-, de regresar a Palestina. Cientos de miles de rusos y de otros países de la Europa ex-socialista, sin rumbo y desarraigados  de sus países, emigraron a Palestina donde podían conseguir tierras y casas robadas a los palestinos, cuya sangre manchaba las paredes y la arena que iban a ocupar. Tras este resurgimiento de "amor" nuevo por Palestina, en realidad se camuflan intereses egoístas, se esconden las ganas que tienen estos judíos de poseer bienes que en sus lugares de origen no tendrían en la mayoría de los casos.

       Algunos dirigentes árabes, hartos de las injusticias y del colonialismo británico, buscaron el respaldo nazi a sus aspiraciones, argumento que dio pié a la propaganda sionista para lanzar eslóganes simplificadores del tipo: sionismo, socialismo y liberalismo a un lado y panarabismo y fasci-nazismo al otro.

      Sencillo pero falso, porque el sionismo presentará a su vez líneas de entendimiento con el nazismo y fundamentalmente generará alas sionistas fascistas. Después de la Segunda Guerra Mundial surge como potencia vencedora los EE.UU. y el sionismo se declarará vasallo del imperio mayor del planeta, mientras que los palestinos desalojados por Israel se organizarán en los ’60 y ’70 con el socialismo real y las guerrillas, abandonando otras vías de resistencia.

Notas:

31. Las anécdotas de las visitas finiseculares a Palestina se las debemos a Per GahrtonPalestinas frihetskampCarlssons, Estocolmo, 2008.

32. Golda Meir. Declaración al Sunday Times, el 15 de Junio de 1969

33. Cit. p. Jalid Amayreh, “Israel RabbisDon’t Spare civilians” (2004), futuros no 10, otoño 2007

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