Juan Rodríguez Cabrillo, descubridor de California


      João Rodrigues Cabrilho (¿1498-1500?- 3 de enero de 1543 en la Isla de San Miguel, frente a Los Angeles), el descubridor de California. Según la mayoría de documentos históricos João Rodrigues Cabrilho, o Juan Rodríguez Cabrillo, nació en Portugal, en 1499, aunque algunas fuentes afirman que era oriundo de Sevilla.


João Rodrigues Cabrilho

      De joven, Juan se embarcó a La Habana y acompañó a Hernán Cortés en la conquista de Tenochtitlan. Llegó a ser muy rico gracias a la apertura de minas de oro en Guatemala (país que exploró junto a Pedro de Alvarado), y fue nombrado alcalde de la ciudad salvadoreña de Acajutla.




João Rodrigues Cabrilho o Juan Rodríguez Cabrillo

      Su nacionalidad fue tratada por primera vez por el cronista español contemporáneo Antonio de Herrera y Tordesillas, que, en su Historia General de los hechos de los Castellanos en las Islas y tierra firme del Mar Oceano, se refiere a Cabrillo como Juan Rodríguez Cabrillo Português. Por esta razón, la mayoría de las biografías lo describen como portugués. Sin embargo, después del estudio  realizado por el historiador Harry Kelsey en 1986, éste concluyó que era posible que Cabrillo hubiera nacido en España «probablemente en Sevilla; sin embargo, es posible que haya nacido en Cuéllar» Su fecha de nacimiento y familia son desconocidos, pero algunos sucesos en la vida de Cabrillo hacen pensar a Kelsey que Cabrillo nació en una familia humilde «alrededor de 1498 o 1500», y que sus padres trabajaban en la casa de un importante comerciante sevillano. El misterio sobre Cabrillo ronda también sobre el lugar donde fue sepultado. Murió el 3 de enero de 1543, frente a la costa del sur de California. Sin embargo, se desconoce el sitio exacto de su tumba.



      La Revista de Historia de San Diego (San Diego Sociedad Histórica, Verano 1973, Volumen 19, número 3, editada por E. Moss) publicó el estudio del profesor Michael W. Mathes titulado “El descubridor de la Alta California: ¿João Rodrigues Cabrilho o Juan Rodríguez Cabrillo?” (Var artículo aquí) en el que afirma rotundamente su origen español. Este explorador es conocido por haber realizado una de las primeras expediciones de la costa oeste de América del Norte mientras navegaba al servicio de España. Fue el primer explorador europeo en navegar cerca de la costa del actual estado de California y participó en la fundación de la ciudad de Oaxaca, en México.





California se muestra como una isla en este mapa  de 1650

      Se sabe poco acerca de los primeros años de Cabrilho; apenas que formó parte de la expedición de Pánfilo de Narváez, la cual fue enviada a México por Diego de Velázquez, gobernador de Cuba, con el fin de someter a Cortés. En 1519 aparece el nombre españolizado de "Cabrillo" como soldado del ejército de Hernán Cortés con el grado de oficial de ballestas. Acompañó a Hernán Cortés en la conquista de la gran Tenochtitlan y posteriormente en la del suroeste de México, así como en la conquista de GuatemalaEl Salvador y Honduras, en Centroamérica.



Página de libro publicado en 1524, perteneciente a la biblioteca Newberry de Chicago, muestra un mapa de Tenochtitlán (derecha) y un esquema del Golfo de México. Autor: un acompañante de Hernán Cortés.

      En 1530, después de la conquista de Centroamérica, Cabrillo se estableció en la población de Santiago de Guatemala, y en 1532 viajó a España para contraer matrimonio con Beatriz Sánchez de Ortega. Después de las nupcias, Cabrillo regresó con su esposa a Santiago de Guatemala, en donde tomó residencia y se dedicó al comercio, en tanto su esposa le dio dos hijos. Desde un puerto guatemalteco de la costa del océano Pacífico, Cabrillo se dedicó durante un tiempo a importar y exportar mercaderías entre España, Guatemala y otras partes del Imperio español.

     En la madrugada del 11 de septiembre de 1541, un alud de piedras y lodo bajó del Volcán de Agua (que no un terremoto) y destruyó la ciudad. Se dice que Cabrillo notificó el incidente a la Corona española y esa información se considera el primer reportaje que se haya enviado de un acontecimiento ocurrido en el Nuevo Mundo a Europa.

El descubrimiento de California



Placa en el monumento a Cabrillo.

      En 1541Pedro de Alvarado había organizado una expedición con doce embarcaciones para explorar el litoral norte del océano Pacífico, pero en su trayectoria se detuvo en las costas de Nueva Galicia para tratar de contener la rebelión encabezada por Francisco Tenamaztle que desencadenó la Guerra del Mixtón, una serie de enfrentamientos bélicos entre varias tribus indígenas —denominadas de forma genérica chichimecas— que se sublevaron contra el ejército español a mediados del siglo XVI. Los antecedentes se encuentran en la rebelión indígena que llevó a la captura de dieciocho principales chichimecas, nueve de ellos fueron ahorcados por el capitán Domingo de Arteaga a mediados de 1540. La respuesta de los chichimecas no se hizo esperar, a finales del mismo año los pobladores de Huaynamota y Huazamota dieron muerte al encomendero Juan de Arze a quien además se comieron asado.



El Códice Telleriano-Remensis  (1541) representa la muerte de Pedro de Alvarado junto al glifo del sol (Tonatiuh), apodo por el que fue conocido debido a su cabello rubio; a su lado un fraile bautizando a un chichimeca. En la parte inferior se representa a Nochistlán, rodeada por un río y con el glifo de un nopal (nochiztli). Sobre el montículo Francisco Tenamaztle se enfrenta contra el virrey Antonio de Mendoza, quien es representado por un maguey (me-tl) y una tuza, es decir metuza=Mendoza. También se aprecia un pequeño halcón, el cual hace alusión al capitán Falcón que murió en el asedio. Los acontecimientos corresponden a la Guerra del Miztón.



Muerte de Pedro de Alvarado en la Guerra del MixtónCódice Telleriano-Remensis

      Inesperadamente, Alvarado murió en julio de 1541 al ser aplastado por un caballo. Al año siguiente, el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco comisionó a Rodríguez Cabrillo para que continuara los planes de la expedición frustrada, pero solamente fue posible utilizar dos de las embarcaciones que había reunido Alvarado (Clavijero, Francisco Javier. Historia de la Antigua o Baja California, Estudios preliminares de Miguel León-Portilla, libro segundo, capítulo II «Tentativas que hizo el virrey estimulado por ciertas relaciones», pag. 74-75. México, ed. Porrúa, 2007).

      La península de Baja California y el golfo de California o mar de Cortés habían sido recientemente descubiertos por los exploradores Francisco de UlloaFernando de Alarcón y el piloto Domingo del Castillo. Con esos viajes se había demostrado que la península de Baja California no era una isla, sino que estaba unida a tierra firme y rodeada de agua por un golfo (golfo de California) y la mar del Sur (océano Pacífico).




Mar de Cortés

      Cabrillo esperaba encontrar la mítica y rica ciudad de Cíbola que se creía existía en algún lugar al norte de la costa del Pacífico, además de buscar el inexistente paso o estrecho de Anián que se decía unía al norte los océanos Pacífico y Atlántico.

      La leyenda sobre Cíbola se originó alrededor del 713  en Mérida, cuando los moros conquistaron la ciudad y se produjo la huida de siete obispos cargados con un gran tesoro y reliquias religiosas. Se dice que se refugiaron en un lugar lejano, más allá del mundo conocido en esa época, y habían fundado las ciudades de Cíbola y Quivira. La leyenda decía que esas ciudades llegaron a tener grandes riquezas, principalmente en oro y piedras preciosas. Esa leyenda fue la causa de que exploradores españoles y sus gobernantes trataran en vano de encontrar durante siglos las legendarias ciudades.




Cibola, la legendaria ciudad de oro, actualmente mencionada en la película "La leyenda del Tesoro perdido" con Nicolas Cage.

     Con el tiempo creció la leyenda hasta el punto de que se habló que cada uno de los siete obispos fundó una ciudad construía enteramente con oro (Aira, Anhuib, Ansalli, Ansesseli, Ansodi, Ansolli y Con). La leyenda fue alimentada por los náufragos de la fracasada expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida en 1528, los cuales a su regreso a la Nueva España dijeron haber escuchado de boca de los nativos historias de ciudades con grandes riquezas. De esa larga caminata sobrevivieron cuatro hombres: uno de ellos fue Álvar Núñez Cabeza de Vaca, quien escribió un libro llamado Naufragios, en el cual describió la larga aventura a pie desde la costa de Florida hasta la costa de Sinaloa en México. Después de ocho años de peregrinaje por el sur de los actuales Estados Unidos malviviendo entre los indios como comerciante y curandero, regresó a México, donde fantaseó sobre sus descubrimientos. Otro de los cuatro sobrevivientes fue un esclavo negro llamado Esteban, conocido como Estebanico.




Primer dibujo conocido de un búfalo. Autor Vicente de Zaldívar, 1598. España. Ministerio de Cultura. Archivo General de Indias. MP-Estampas, 1; Patronato, 22, R. 13, fols. 1019-1021

      La palabra Cíbola procede de cíbolo nombre español hoy desusado que se daba al bisonte ya que el territorio del mítico reino donde se encontraban las siete ciudades de oro se encontraba en las praderas en donde (hasta mediados del siglo XIX) existían millones de estos animales. El dibujo de arriba acompaña a la “Relación de la jornada de las vacas de Cíbola” que hizo el sargento mayor Vicente de Zaldívar en la provincia de Nuevo México. Los españoles denominaron cíbolos a los bisontes, por habitar las llanuras de la región donde habían creído encontrar la ciudad de Cíbola.




Marcha de Coronado buscando Cibola. Obra de Frederic Remington, 1897

     El virrey Antonio de Mendoza y Pacheco de Nueva España escuchó esta historia y organizó una expedición encabezada por el fraile franciscano Marcos de Niza, quien llevaba como guía a Estebanico. Durante el viaje a un lugar llamado Vacapa (probablemente en alguna parte del estado de Sonora) envió el fraile a Estebanico por delante para investigar. Poco después Estebanico reclamó la presencia del fraile por haber escuchado de los nativos historias de ciudades colmadas de riquezas. Al enterarse de eso, fray Marcos de Niza supuso que se trataba de las "Siete Ciudades de Cíbola y Quivira". La misión exploratoria comandada por el fraile Marcos de Niza regresó con fantásticas noticias: el buen religioso, sin duda deseoso de complacer a los que le habían enviado, contó que había visto una ciudad “mayor que Ciudad de México” y no vaciló en identificarla con la fantástica Cíbola.

      Estas noticias impulsaron la expedición de Vázquez de Coronado, igualmente saldada con un rotundo fracaso, la cual ni siquiera ha dejado apenas huella en la literatura épica. 




Francisco Vázquez de Coronado (1510-1554)

     El español Coronado era ambicioso y casado ventajosamente en México, pensó en emular a Cortés hallando esas ciudades. Hipotecando los bienes de su mujer y embarcando a otros socios capitalistas en la empresa, partió de México en 1540 rumbo hacia el norte con 300 españoles armados y unos mil indios y ganado bovino, todos guiados por el fantasioso fraile. Las previsiones de irse alimentando sobre el terreno pronto se vieron decepcionadas al comprobar la pobreza de las regiones atravesadas, donde generalmente eran recibidos con flechas y hostilidad, a la que la expedición correspondía con creces. Llegaron finalmente a lo que según Marcos de Niza era la fantástica Cíbola. En realidad se trataba de Zuñi, una miserable población de los indios pueblo, en el actual Nuevo México, que fue tomada con cierta dificultad, aunque la decepción fue grande al constatarse que apenas había allí más que unas pocas gallinas, escasos alimentos y desde luego ni sombra del metal precioso.




La expedición de Coronado, 1540-1542



Ciudad de Zuñi

        Los desilusionados conquistadores, a pesar de que no faltaban indios que les aseguraban que “más allá”, siempre más allá, había nuevos pueblos cargados de oro, tuvieron que regresar a México. En realidad esto no pasaba de añagazas con las que trataban de alejarlos habiendo observado su avidez por el metal amarillo. Arquetipo de esta clase de indios era uno al que llamaron “el turco” por su atuendo, con gorro que les recordaba los turbantes, y les habló de otra ciudad, a la que identificaron con Quivira, otra de las de Cíbola.

      Con la expedición, nuevamente animada, decidió continuar. Pasaron el inverno en Tiguex, en la actual Texas, y continuaron al frente de un reducido grupo hacia el norte, después hacia el noreste, siguiendo crédulamente al “turco”. Superaron las Montañas Rocosas, en las que García López de Cárdenas, miembro de la expedición, descubrió en una de sus exploraciones la mayor maravilla natural del mundo, el Cañón del Colorado, y se internaron en las planicies de Texas y Oklahoma. A medida que se sucedían los kilómetros sin hallar más que terreno desértico e indios miserables aunque agresivos, fue cundiendo la desilusión y la desconfianza en el “turco”, que acabó confesando que simplemente, por indicación de su tribu, les había conducido siempre hacia terrenos inexplorados en la confianza de que allí perecieran dejando sus efectos. La desconfianza se trocó en horror cuando les pareció ver que el indio hacía unas señas sospechosas a sus compañeros, y se decretó su ejecución.




García López de Cárdenas descubrió en una de sus exploraciones la mayor maravilla natural del mundo, el Cañón del Colorado

      Y la marcha continuó hacia el noreste con nuevos guías. Llegaron finalmente a un pequeño pueblo cerca del actual Lindsborg, en Kansas, y la desilusión se repitió: los indios que llamaron Quivira, después conocidos como Wichita, no disponían de ninguna riqueza; su poblado era de cabañas con techo de paja y ni siquiera tenían joyas de oro. Habían alcanzado el centro geográfico de los actuales Estados Unidos. Y, agotadas las fuerzas, la expedición reconoció su fracaso y decidió retroceder. Coronado volvió a Tiguex, donde lo esperaba el grueso de sus tropas. Allí pasó otro invierno y volvieron todos cansinamente a México, desalentados, arruinados y con sus efectivos diezmados: sólo un tercio de los españoles, envueltos en harapos, regresaban al país para enfrentarse con su derrota y su ruina. Algunas de estas informaciones han sido obtenidad de Albaiges.
       Con todo esto habían pasado tres años y recorrido 5000 kilómetros entre idas, venidas y zigzags. Pero no habían acabado las penalidades para Coronado. Despechados algunos de los socios capitalistas por su fracaso, lo acusaron ante la Audiencia de Nueva España de haber practicado innecesarias crueldades con los indios, y tuvo que enfrentarse a un largo juicio, del que, tres años más tarde, salió absuelto.



Conquistador español. Le penden del pecho los “doce apóstoles” que contienen la pólvora del mosquete. De La Aventura de la Historia.

     Rodríguez Cabrillo se enteró de esta noticia y el 24 de junio de 1542 partió en tres buques la expedición del puerto de Barra de Navidad (Jalisco). Estaba comisionado por el Virrey de Nueva España (México) para emprender una expedición por las costas del norte del Pacífico para estudiar las posibilidades comerciales y encontrar un pasaje a China. A bordo del San Salvador, La Victoria y San Miguel, emprendió viaje hacia la actual California, escalando en San Miguel (la actual San Diego). Acompañaban a Cabrillo marineros, soldados, indios, esclavos africanos, un sacerdote, alimentos para dos años, animales en pie y mercancías. Cabrillo comandaba la pequeña flota a bordo del navío San Salvador, buque insignia que él mismo había construido.

     Durante su viaje Cabrillo recorrió la costa de Colima y enfiló hacia la península de la Baja California, la cual tuvo a la vista el 3 de julio. Arribó a San José del Cabo y allí se proveyó de agua. El 13 del mismo mes descubre la bahía de Magdalena a la que nombra como tal. El 5 de agosto arriban a la isla de Cedros, (último sitio en el cual se vio con vida al navegante Francisco de Ulloa en abril de 1540) y permanecen en ella hasta el día 10 del mismo mes. Prosiguen su viaje costeando la península de Baja California y levantando mapas. El 17 de septiembre llegan al actual puerto de Ensenada, al que nombran San Mateo: “es buena tierra al parescer, hay grandes sábanas, e la yerba como la de España, y es tierra alta y doblada; vieron unas manadas de animales como ganados que andaban de ciento en ciento e más, que parescían en el parescer y en el andar ovejas del Pirú, y la lana luenga; tienen cuernos pequeños de un jeme en luengo y tan gordos como el dado pulgar, y la cola ancha y redonda e de longor de un palmo; está en 33 grados y tercio; tomaron posesión en él, estuvieron en este puerto hasta el sábado siguiente”.




Isla Cedros

      El 28 de septiembre de 1542, Cabrillo encuentra un "puerto muy bueno y seguro": acaba de descubrir la Bahía de San Diego, a la que nombra San Miguel en honor al santo del día. Allí encontraron tribus indígenas, los cuales huyeron, y los que se quedaron les “dijeron por señas que por dentro en la tierra habían pasado gente como los españoles, amostraban tener mucho miedo; este dicho día a la noche fueron de los navíos en tierra a pescar con un chinchorro, e paresce que estaban ahí algunos indios y comenzáronlos a flechar y hirieron tres hombres.




      El 28 de septiembre de 1542, Cabrillo encuentra un "puerto muy bueno y seguro": acaba de descubrir la Bahía de San Diego, a la que nombra San Miguel en honor al santo del día.

      (…) Y el otro día siguiente por la mañana vinieron a las naos tres indios grandes, y por señas dijeron que andaban por la tierra adentro hombres como nosotros, barbados y vestidos e armados como los de los navíos, y señalaban que llevaban ballestas y espadas, y hacían ademanes con el brazo derecho como que alanceaban y andaban corriendo como que iban a caballo, y que mataban muchos indios de los naturales, y que por esto tenían miedo; esta gente es bien dispuesta y crescida, andan cubiertos con pieles de animales; estando en este puerto, pasó un temporal muy grande, empero, por ser bueno el puerto, no sintieron nada, fue de Oest Sudoeste, e Sur Sudueste tiempo derecho; éste es el primer temporal que han pasado; estuvieron en este puerto hasta el martes siguiente; aquí llamaban a los cristianos guacamal”.




La nombró San Miguel, en honor al santo del día, pero fue Sebastián Vizcaíno, en 1602, quien le dio su actual nombre cuando realizaba un atlas de la Alta California para España. Los exploradores acamparon cerca de una aldea indígena que se llamó "Nipaguay" y tuvieron una misa en honor a San Diego de Alcalá.

      Seis días después continúa su viaje de exploración en aguas desconocidas para los europeos. El 6 de octubre está en San Pedro (Puerto de Los Ángeles), el 7 de octubre de 1542 descubre el archipiélago del Norte, hoy conocido como islas Santa Bárbara. “El 8 del dicho mes, allegaron en tierra firme en una bahía grande, que llamaron la bahía de los Fumos, por los muchos fumos que en ella vieron; aquí tomaron plática con unos indios que tomaron en una canoa, los cuales señalaron hacia el Norte que había españoles como ellos; esta bahía está en 35 grados y es buen puerto y buena tierra, de muchos valles y llanuras y arboledas”. El día 9 estuvieron en Santa Mónica; ambas poblaciones forman hoy día parte de la Ciudad metropolitana de Los Ángeles.




En 1542 descubre el archipiélago del Norte, hoy conocido como islas Santa Bárbara, donde está el Channel Islands National Park.



Colón en la Española

           El 10 de octubre llega la expedición a San Buenaventura, el día 13 regresan a Santa Bárbara y alcanzan punta Concepción el día 17. A causa de los fuertes vientos contrarios, las naves regresan y se resguardan en la isla de San Miguel frente a San Buenaventura. No pueden avanzar al norte durante varios días, el 11 de noviembre llega a Santa María y el mismo día alcanzan el cabo de San Martín que se localiza en el condado de Monterey.

      Las naves se separan debido a los fuertes vientos y tormentas y después de varios días de búsqueda se reúnen el 15 de noviembre y navegan sin rumbo, descubriendo la bahía de los Pinos, conocida actualmente como Monterey Bay.

      El 18 de noviembre navegan hacia el sur, buscando el resguardo de la bahía de la isla de San Miguel, adonde arriban el día 23. Los siguientes tres meses los pasan ahí en espera de que terminen las tormentas de invierno.

      Juan Rodríguez Cabrillo muere el 3 de enero de 1543 en la Isla de San Miguel como consecuencia de una gangrena del brazo que se quebró al caer en una escaramuza con los nativos. Se cree que sus restos fueron sepultados en la isla Santa Catalina, frente a la ciudad de Los Ángeles. Los portugueses le han erigido un bello monumento de 4 metros de altura, además de placas, en el Parque Nacional de Point Loma, avistando la bella bahía de San Diego.




El monumento de los portugueses a Cabrillo

      El 18 de febrero de 1543, la flota enfila nuevamente hacia el norte bajo el mando de Bartolomé Ferrelo. Con vientos favorables alcanzan el 1 de marzo el cabo Mendocino, llamado así en honor del primer virrey de la Nueva EspañaAntonio de Mendoza y Pacheco, patrocinador de la expedición. El cabo Mendocino se encuentra cerca del límite norte del actual estado California, así que es probable que la expedición haya traspasado los límites y llegado hasta el vecino estado de Oregón.

      El mal clima impidió al navegante Bartolomé Ferrelo seguir el viaje más al norte, por lo que regresaron a la isla de San Miguel, donde llegaron el 5 de marzo. De allí la expedición partió de regreso hacia el puerto de Navidad, arribando el 14 de abril de 1543.



La señal marca la posición del Cabo Mendocino


Enlaces que puedes consultar



Comentaris

Entrades populars